martes, 7 de agosto de 2012

Giralda Vs. Pelli (Primera Parte)


PELLI.-  Psssssss! Oye, Pssssss! ¿Por qué crees que no me quieren?

GIRALDA.- ¿Es a mí?

P.- Sí, a ti. ¿Estabas dormida?

G.- No, yo nunca duermo.

P.- Yo tampoco consigo conciliar el sueño. Pero, ¿Nunca has dormido?, yo soy joven y tengo poco tiempo, pero tú…

G.- Hace siglos que no pego ojo. Siempre en vigilia contemplando cada rincón de estas tierras y sus localidades vecinas. Contemplo sin descanso cada momento, toda conversación o toda situación desde hace mucho, mucho tiempo.

P.- Por el calor de este valle, ¿Verdad?

G.- No es por eso, al calor te acostumbras de manera que te deja de afectar. Llegas a convivir con el y sabes que vuelve cada año apretando fuerte, te llega a resultar incluso agradable. En cambio, el frío húmedo se cala hasta la última piedra y no consigo quitármelo hasta que el primer azahar asoma por el verde del naranjo.

P.- ¡Claro!, yo aún estoy creciendo, y no me ha dado lugar más que a sufrir estas temperaturas, por eso creía no poder conciliar el sueño. Entonces…

G.- No tengo la respuesta a si alguna vez podrás dormir, no depende de ti, ni del clima, tampoco la paz de las calles en estas fechas de verano, ni la bohemia luz de navidad, ni tan siquiera la explosión de belleza que experimenta esta ciudad en primavera. Nada de eso hará que duermas.

P.- Y ¿Cómo es eso? ¿Podré aguantar?

G.- Querida, precisamente es el no dormir lo que nos da vida.

P.- No te entiendo.

G.- Una Torre duerme cuando es olvidada.

P.- Sigo sin comprender, soy muy joven.

G.- Mientras haya alguien en el mundo que te nombre no dormirás. El descanso nos viene con el olvido. Por tanto si no consigues conciliar el sueño es por que hay alguien, en algún lugar del mundo, que sobre ti esta escribiendo, de ti está hablando o se está acercando para sacarte una foto.

Nosotras las torres somos, con independencia de la funcionalidad para la que hayamos sido ideadas, construcciones para llamar la atención, si llega el día en el que nadie te menta empiezas a aletargar, de ahí que estar permanente en vigilia significa estar en boga o en boca de alguien.

P.- Lo que sucede es que noto que no hablan bien de mí, siento que no me quieren.

G.- Una torre no debe sentir, tiene que llamar la atención; hacer que una mirada perdida se centre en ella y se convierta en contemplativa y fija. Tenemos que ser capaces de interrumpir una conversación  de dos porque uno de los interlocutores se distraiga en nosotros. Que nos busquen y nos miren desde la base a la cima. Que la respiración del que nos mire se detenga por un segundo y solo nuestra figura ocupe su pensamiento. A eso, y solo a eso es a lo que estamos llamadas.

P.- Pero de mí hablan con desprecio, y no lo entiendo, tengo un diseño vanguardista, mi creador es de reconocido prestigio, soy tan alta que se me puede contemplar desde leguas a la redonda, creo ser guapa y esbelta. Reflejaré como nadie la luz de Andalucía, puedo dar cabida para millares de personas…

G.- Y ¿has probado a guardar silencio?

P.- ¿Cómo? Vuelvo a no entenderte.

G.- Había oído decir, y ahora compruebo que no cejas en contar tus bondades, en expresar todo lo bueno que tienes.

P.- ¡Claro!, para que me conozcan pronto.

G.- Te equivocas, la aceptación del pueblo no llegará porque manifiestes todo lo bueno que puedas tener, con esto solo conseguirás lo contrario, rechazo por vanidosa, prueba a guardar silencio, a mostrarte, simplemente, sin en el empeño de convencer, que te conozcan por la experiencia y no por el convencimiento, solo así sentirás respeto con el paso del tiempo.

Continuará…